Una hernia inguinal puede definirse como una protuberancia formada en la estructura de la cavidad abdominal. Se componen de varios sacos de diferente tamaño en los que se encuentran distintos componentes (desde grasa abdominal hasta un asa del intestino delgado).

Tal y como su propio nombre indica, aparecen en la región inguinal, en la zona inferior del abdomen, también llamada ingle.

Síntomas de la hernia inguinal

En muchas ocasiones estas hernias inguinales pueden pasar inadvertidas o no llegar a apreciar un pequeño bulto que aparece en esta zona y, dependiendo de las circunstancias, puede darse el caso de que también desaparezca.

Sin embargo, existen distintas circunstancias que pueden favorecer el que una hernia aparezca:

  • Edad avanzada
  • No realizar ejercicio físico
  • Habernos sometido con anterioridad a otras cirugías abdominales
  • Obesidad
  • Embarazos múltiples
  • Enfermedades que promuevan la tos crónica, como el asma

Debemos de tener cuidado al colocarnos en posturas o realizar actividades que incluyan presión intrabdominal, aunque sea durante muy poco tiempo, ya que es uno de los motivos principales que causan la aparición de esta hernia.

Tratamiento

Si hemos notado la aparición del bulto que hablábamos en el apartado anterior, lo primero que debemos hacer es acudir a un médico, ya que existen diferentes tipos de hernia inguinal y algunas precisan de más urgencia que otras.

Diagnóstico

Lo primero que deben hacer los médicos es asegurarse de que, en efecto, se trata de este tipo de hernia. Para ello se puede solicitar un TAC o una ecografía.

Operación

La cirugía es el único tratamiento con el que podemos librarnos de esta hernia. Para poder realizarla primero se debe asegurar que no se hayan producido otro tipo de problemas que puede influir en que en el futuro el paciente pueda sufrir algún tipo de complicación.

Uno de estos problemas puede ser la isquemia (disminución de la circulación de la sangre) o estrangulación del intestino, en cualquiera de estos dos casos no se podría realizar una cirugía completa por riesgo de infección

¿Qué podemos hacer entonces? Por suerte, existen dos métodos para realizar esta operación:

El primero de ellos se le conoce como técnica abierta. Para llevarla a cabo se realiza una incisión un mínimo de dos días antes de acudir al hospital. Su período de recuperación está entorno a los 30 días.

La segunda de ellas es llamada “técnica mínimamente invasiva“. También se realiza una incisión, por el que se nos introducirá un laparoscopio. Esta técnica tiene una gran ventaja, es que goza de una mayor recuperación para realizar actividades deportivas o laborales. Por norma general, en poco más de dos semanas ya estaremos capacitados para llevar a cabo estas actividades, eso sí, siempre hay que tener en cuenta la opinión de los médicos y seguir los consejos que nos digan. Uno de estos consejos es que aún no seremos totalmente aptos para hacer mucho esfuerzo o realizar mucha fuerza.

Con la última técnica quirúrgica que hemos descrito, bastará con una noche en el hospital para asegurarnos de que no se producen dolores o algún otro síntoma que pueda poner en peligro tu salud o integridad.

Via | cosasdesalud

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